12.5.09

Bloqueo de Escritor


Me voy a permitir citar estas palabras de José Manuel Duarte, que me envío una querida amiga, porque las encontré geniales. La vida es un sinuoso camino que nos depara sorpresas. Y quien esté atento a interpretarlas ganará metros.

Con el paso de los años me he ido dando cuenta que no tengo peor crítico de yo mismo. Siempre he encontrado que las cosas que hago o dejo de hacer podrían ser mejor que lo que obtengo. Muchas veces, mucho mejor. Me hago duros castigos mentales y recriminaciones. Junto con eso, me suele suceder con más frecuencia de lo que me gustaría y con mucha más frecuencia de lo que lo voy a admitir (aunque esa última frase sea una confesión) que las ideas para escribir en mi cabeza se acaban. Así que estas lineas van dedicadas hoy a lo duro que es ser un aprendiz de periodista sin nada que escribir.
Cuando era adolescente (hace ya bastante tiempo) habia noches en las que por más que quisiera no me podía quedar dormido. No era por la falta de sueño o por estar viendo televisión: las películas se paseaban por mi cabeza. Debo decir que el haber crecido rodeado de libros hizo que mi imaginación se desarrollara mucho más veloz de lo que yo lo hice y a pesar mio. Las historias, las ideas, las locuras… todas se paseaban frente a mi. Así que hice lo único que podía: las tomé y las escribí. Quizás donde estarán ahora…
Pero de pronto, al llegarme la adultez (el viejazo, que le dicen) poco a poco empecé a dormir más. Espero que entiendan que quiero decir con eso. Me encontraba preguntandome a mí mismo, ¿mismo, donde se te fue la imaginación? Claro, estaba estudiando Ingeniería, donde ló unico que uno puede imaginarse es un motor. Tantos esfuerzos inútiles en una carrera para la que era bueno, pero que no era lo que quería.
Y entonces descubrí la realidad. Esa que te hace pasar tiempos de depresión y demencia. Y de ahí, aquí estoy. Pidiendoles disculpas a los amables lectores por usar un espacio tan valioso en una miserable confesión. Es que en realidad estoy bloqueado, pero no de imaginación. Lo que pasa es que le probe el sabor a la realidad y… dejenme decirles, es demasiado dulce para dejar de probarla.
Alberto Fuguet escribió en su libro Tinta Roja que cuando uno abre los ojos corre el peligro de no poder volver a cerrarlos. Creo que tiene razón, que dedicarse a describir la realidad es un camino de una sola dirección. Pero que al que decide recorrerlo le puede entregar enormes regalos… si quiere recibirlos.
La gracia de la vida está en descubrir en lo que uno es bueno y hacerlo. Yo ya se para que soy bueno: para sacarle fotos a la vida y traerselas a ustedes. La ficción la dejaré para más adelante.



Un excelente segundo respiro para todos los creativos que somos unos incansables buscadores de mejoras. No rendirse porque cuando parece que todo cambio por el simple hecho de crecer es que solo ha pasado que se nos "ABRIERON LOS OJOS"...!!


carlos añes

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